Sí, sí, comimos tarta de oruga y ¡ESTABA MUY RICA! La idea nos la brindó en
bandeja (nunca mejor dicho) Sandra, la mamá de Sergio, ya que el día de su
cumpleaños trajo esta ricura, sabiendo que a su hijo no le gustan las tartas al
uso, ni los bizcochos... Así que dijimos, ¡guarda la receta, que nos hará
falta!
Como sabemos que tenéis curiosidad por saber qué es esto de tarta de oruga,
aquí tenéis este pequeño resumen que hicimos al finalizar la actividad.
Con esta actividad hemos podido trabajar y potenciar diferentes capacidades, entre otras cosas:
- Los hábitos de higiene antes de cocinar.
- La coordinación motriz fina (untar, sacar el jamón cocido y el queso de sus envoltorios, cortar con el molde...)
- La cooperación y el trabajo en equipo.
- El saber esperar nuestro turno para hacer algo.
- Vocabulario de alimentos y utensilios de cocina.
- La imaginación y la creatividad.
- Conceptos lógico-matemáticos: colores, seriaciones (aunque no se vea, la oruga lleva sándwich de paté y sándwich de mantequilla), la medida, la secuencia numérica, secuencia de imágenes...
- Estimulamos el lenguaje oral, resumiendo y explicando el proceso de elaboración una vez terminado (esto lo podéis reforzar en casa)
- Trabajamos la escritura de palabras de una manera funcional, con una utilidad y significatividad muy clara para los niños y niñas.
- Insertamos las nuevas tecnologías también de una manera funcional en el aula.
Aquí tenéis las fotos de la actividad, se os va a hacer la boca agua.
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